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Sistema microfinanciero: sólido, rentable y sostenible

El riesgo individual de las dos entidades intervenidas este año no ha tenido un efecto contagio en el resto del sistema, según revela último Informe de Estabilidad del Sistema Financiero

La Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) ha publicado el Informe de Estabilidad del Sistema Financiero (IESF) – noviembre 2024, en el cual presenta su visión sobre la estabilidad del sistema financiero peruano, en el marco del monitoreo que realiza a los resultados de las políticas macroprudenciales. A continuación, presentamos un resumen de esta última edición:

Los factores de riesgo que podrían afectar las perspectivas de crecimiento económico global se asocian a la posibilidad de que escalen los conflictos geopolíticos, las tasas internacionales permanezcan elevadas por un periodo mayor al esperado y el crecimiento de los principales socios comerciales se desacelere. La tasa de crecimiento que se alcanzaría en 2024 y 2025 estaría alrededor de 3.2%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), manteniéndose por debajo de su promedio histórico prepandemia.

Los factores de riesgo domésticos que podrían afectar a la economía local se asocian a la posibilidad de que escale la incertidumbre política y la posibilidad de que surjan nuevos conflictos sociales. Lo que afectaría la confianza empresarial y del consumidor debilitando la demanda interna. Asimismo, se tiene que considerar los eventuales riesgos que puedan surgir como consecuencia de la agudización de fenómenos climatológicos, que se ha manifestado como sequías en el norte y en la sierra, afectando la campaña principal de siembras en dichas regiones, y de otro lado, las lluvias intensas que han afectado a selva, particularmente a Loreto. Se espera que la economía peruana crezca 3.0% en 2025, según cifras oficiales.

A agosto 2024, la cartera total de créditos sin considerar los programas del gobierno registró una disminución anual de 0.8%, lo cual evidencia un menor dinamismo en el sistema financiero, asociado a la desaceleración de la actividad económica. Por tipo de crédito, los portafolios hipotecario y no minorista, sin incluir programas de gobierno, han registrado crecimientos de 5.3% y 0.3%, respectivamente, a agosto 2024; mientras que los créditos de consumo y micro y pequeña empresa (MYPE), han registrado una diminución de saldos (-4.7% y -4.9%, respectivamente). Sin embargo, el sistema financiero mantiene adecuados niveles de capital (ratio de capital promedio de 16.7%) y un importante colchón de provisiones (S/ 3,958 millones), con lo cual el nivel de cobertura de la cartera alto riesgo[1] es de 101.6% a agosto 2024.

El menor dinamismo de la colocación de los créditos y los mayores niveles de cartera de alto riesgo han afectado los niveles de rentabilidad del sistema financiero. Así, las utilidades anualizadas a agosto 2024 (S/ 9,187 millones), se ubicaron por debajo de las registradas en  agosto 2023 ( S/ 10,664 millones) y de la obtenida en pre pandemia (S/ 10,331 millones), lo que se explicaría por el menor crecimiento de la cartera y el significativo incremento del gasto de provisiones y del gasto financiero.

El sistema microfinanciero peruano está conformado actualmente por 22 entidades y aunque ha estado expuesto a diversos shocks negativos se mantiene sólido, rentable y sostenible. A pesar de las recientes dos intervenciones en este sector por parte de la SBS, este se ha mostrado resiliente y estable, ya que el riesgo individual de las empresas intervenidas no ha tenido un efecto contagio en el resto del sistema y no se ha afectado la confianza de los millones de ahorristas. Los Programas de Fortalecimiento Patrimonial (PFP) permitieron actuar eficiente y oportunamente ante las situaciones de insolvencia, ya que posibilitaron las transferencias de bloques patrimoniales de activos y pasivos mediante concursos por invitación a empresas elegibles, facilitando la transferencia de la totalidad de depósitos y su rápida atención, así como mayor eficiencia en la gestión de los activos transferidos.

Los resultados del ejercicio de estrés de solvencia indican que el sistema financiero resistiría la ocurrencia de shocks macroeconómicos adversos que incluyen la hipotética materialización tanto de riesgos domésticos como internacionales. El ratio de capital global del sistema financiero pasaría de 15.9% en junio de 2024 a 13.5% en junio de 2026 bajo el escenario de estrés severo, nivel que se mantendría por encima de los requerimientos mínimos regulatorios (10% desde marzo 2025). Por otro lado, el ratio de capital ordinario de nivel 1 pasaría de 12.6% en junio de 2024 a 10.6% en junio de 2026 bajo el escenario de estrés severo. De igual manera, este nivel se mantendría por encima del mínimo regulatorio (4.5% desde marzo 2025). La fortaleza del sistema financiero se debe a la existencia de colchones de capital y provisiones, los cuales han sido fortalecidos mediante el marco regulatorio establecido por la SBS en los últimos años.

De la misma manera, los resultados del ejercicio de estrés de liquidez a un año muestran que todas las entidades son capaces de hacer frente a los flujos de salida estresados en los escenarios Leve y Adverso con el colchón de activos líquidos que poseen. En el escenario Severamente Adverso, el déficit de liquidez asciende a 0.3% de los pasivos del sistema financiero. No obstante, se observa que en el escenario severamente adverso el sistema financiero peruano presenta en promedio brechas acumuladas positivas, en los horizontes de uno y tres meses, que ascienden a 5.9% y 2.6% del total de pasivos del sistema financiero, respectivamente.

Con el objetivo de preservar la estabilidad financiera, se requiere dar seguimiento permanente a un conjunto de indicadores que permiten monitorear las vulnerabilidades y riesgos sistémicos que pueda enfrentar el sistema financiero. Uno de estos riesgos está relacionado con el nivel de endeudamiento de las empresas mayoristas del sector real en Perú. A fin de evaluar dicho riesgo se analiza las deudas a corto y largo plazo de casi siete mil empresas con ventas anuales superiores a S/ 20 millones. Los resultados revelan que la capacidad de estas empresas para cumplir con sus obligaciones financieras de corto plazo ha tenido un leve deterioro, mientras que su capacidad a largo plazo ha mejorado entre 2022 y 2023.  Asimismo, se analizó la capacidad de pago bajo un escenario de estrés generalizado, que incluiría depreciación cambiaria, disminución de ganancias y aumento de costos financieros. Producto de este análisis se encuentra que la mayoría de las empresas mantienen una resistencia suficiente para que su ratio de cobertura de gastos financieros se mantenga por encima de 1, permitiendo cumplir con sus obligaciones financieras en el corto plazo.

De otro lado, a partir de la evaluación del grado de interconexión en el sistema financiero peruano, se ha identificado que esta se concentra principalmente en las instituciones domésticas de importancia sistémica (D-SIBs), que presentan niveles sólidos de rentabilidad y solvencia. La SBS monitorea continuamente la interconexión dentro del sistema financiero, encontrando hasta la fecha que el riesgo de interconexión es bajo, dado que ninguna entidad individual representa un riesgo significativo de interconexión para la mayoría de las entidades. Además, estas entidades D-SIBs han demostrado resiliencia frente a múltiples shocks negativos recientes, gracias a los colchones de capital prudenciales exigidos por la SBS, incluyendo el de concentración de mercado. Se ha encontrado también que el grado de interconexión financiera entre las Instituciones Especializadas en Microfinanzas (IEM) es bajo, lo que implica que una eventual quiebra de una IEM no generaría efectos significativos sobre el resto debido a sus limitadas interrelaciones.

El rol del sector financiero en el desarrollo sostenible y las implicancias de este último para la estabilidad financiera, se derivan de los vínculos que unen a este sector con el entorno ambiental y social en el cual desarrolla sus actividades. En su relación con el medioambiente y el entorno social, las empresas del sector financiero se enfrentan a factores Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG), los cuales, al materializarse en los riesgos financieros tradicionales, podrían afectar su estabilidad y solidez, y tener consecuencias más amplias para la estabilidad financiera (materialidad financiera). Esta doble materialidad determina la necesidad de que las empresas del sector financiero integren los factores ambientales y sociales en sus políticas y toma de decisiones de financiamiento e inversión, así como en la gestión de riesgos.

Finalmente, se presenta el seguro colectivo de invalidez, sobrevivencia y gastos de sepelio (SISCO), también conocido como seguro previsional, protege a los afiliados del SPP ante invalidez y fallecimiento, y su prima se establece mediante licitación pública. En la última licitación (contrato SISCO VIII), la tasa se fijó en 1.37%, inferior al 1.7% del contrato anterior, debido a mejoras en la siniestralidad, resultado técnico, y contratos de reaseguro. Los contratos IV y V enfrentaron pérdidas por la Covid-19 debido a la alta mortalidad, mientras que los contratos VI y VII están logrando resultados favorables tras la reducción de la siniestralidad post-pandemia, aunque aún falta un periodo más amplio para un mayor desarrollo de la siniestralidad. La SBS actualizó en el 2023 la metodología de cálculo de la reserva de siniestros incurridos, pero no reportados (IBNR), reduciéndose en 29%, lo que contribuyó a que las obligaciones futuras sean estimadas con mayor precisión.

El informe está disponible en el siguiente enlace: https://www.sbs.gob.pe/estadisticas-y-publicaciones/publicaciones-/informe-de-estabilidad-del-sistema-financiero

 

[1] Incluye la cartera atrasada (créditos vencidos y en cobranza judicial), créditos refinanciados y créditos reestructurados.



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