• Modificar
    página:
  • A-
  • A+
Leer

Inestabilidad de los sistemas financieros internacionales: lecciones para los mercados emergentes

Problemas en la gestión y fallas de supervisión, así como por relajamientos regulatorios, explican la caída de algunos bancos norteamericanos

En el marco de su 92 aniversario, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) organizó una conferencia sobre los factores vinculados a la inestabilidad de los sistemas financieros internacionales observados en los últimos meses y las principales lecciones para los mercados emergentes, en particular, para los supervisores financieros. La presentación estuvo a cargo de Liliana Rojas-Suarez, directora de la Iniciativa de América Latina y miembro senior del Centro para el Desarrollo Global. Como panelistas, participaron Socorro Heysen, superintendenta de Banca, Seguros y AFP, y Yira Mascaró, gerenta de Práctica de Finanzas, Competitividad e Innovación para América Latina y el Caribe del Banco Mundial. Manuel Luy, superintendente adjunto de Estudios Económicos de la SBS, fue el moderador del evento.

La presentación realizada por Liliana Rojas-Suarez giró en torno a los últimos acontecimientos asociados, principalmente, a los sistemas bancarios de Estados Unidos y Europa, así como los impactos y lecciones para los reguladores financieros de los países emergentes. La expositora hizo un recuento del rápido desencadenamiento de los eventos de inestabilidad financiera ocurridos desde marzo 2023, incluyendo la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank, la absorción de Credit Suisse por UBS y la compra de First Republic Bank por parte de JP Morgan. Analizó el origen de esta crisis, considerando dos hipótesis formuladas internacionalmente: (i) la fuerte y acelerada subida de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (FED); y (ii) alguna falla en la eficacia de los estándares de regulación financiera de Basilea III. En ese sentido, y respecto a la primera hipótesis, mencionó que la tasa de interés de la Reserva Federal (FED) es una herramienta de política económica, mas no un instrumento para asegurar la estabilidad financiera. Asimismo, mencionó que las políticas macroprudenciales serían las adecuadas para preservar la estabilidad financiera, las cuales se rigen bajo estándares internacionales reflejados en Basilea III. Respecto a la segunda hipótesis, comentó que no es que los estándares de Basilea III hubiesen fallado, sino que estos –como los requerimientos de capital y liquidez, o los ejercicios de estrés- no se aplicaron completamente en el SVB.

En ese sentido, Rojas-Suarez indicó que la mala gestión de riesgos, la supervisión deficiente por parte de la FED y el relajamiento regulatorio en los Estados Unidos fueron los factores de la quiebra del SVB. Con respecto a la mala gestión de riesgos, considera que el SVB subestimó el riesgo de concentración de depósitos y el alto nivel de fondeo inestable; además, de no contar con una adecuada cobertura frente a los riesgos de mercado a través de instrumentos financieros como, por ejemplo, los swaps de tasas de interés. Por otro lado, con respecto a la supervisión financiera, señaló que el pilar 2 de Basilea III no fue aplicado adecuadamente por la FED, ya que se ignoraron los indicadores básicos de detección de crisis bancarias, como el excesivo crecimiento de activos financieros; y no se realizaron pruebas de estrés de liquidez ni de solvencia. Finalmente, y vinculado al punto anterior, mencionó que en el 2018 se aplicó un relajamiento regulatorio al sistema financiero de los Estados Unidos, con relación a los bancos sistémicamente importantes y los requerimientos de pruebas de estrés con alta frecuencia. Bajo la nueva regulación[1], el SVB dejó de estar sujeto a la aplicación de esta herramienta.

En cuanto a los países emergentes, la directora de la Iniciativa de América Latina manifestó que sus sistemas financieros cuentan con fuertes niveles de capital, en comparación a sus mínimos regulatorios, manteniéndose solventes aún luego de la pandemia del Covid-19. Sin embargo, precisó que actualmente no hay uniformidad en las definiciones de capital y liquidez entre los sistemas financieros de los países emergentes. Además, afirmó que los niveles de capital estarían aun subestimando los impactos de los préstamos asociados a los programas de pagos diferidos establecidos en la pandemia, ya que en muchas jurisdicciones las provisiones siguen modelos de pérdidas incurridas (atraso de pagos observado) en lugar de pérdidas esperadas.

Con respecto a las lecciones aprendidas de la crisis del SVB, Liliana Rojas-Suarez destacó tres: (i) el capital de un banco puede estar sobreestimado si los riesgos no están apropiadamente medidos; (ii) las crisis se pueden desatar en segmentos del sistema financiero y no necesariamente en los bancos más importantes del país; y (iii) aun cuando la crisis no sea sistémica, el efecto sobre la expansión del crédito real (y, por lo tanto, sobre la actividad económica) puede ser generalizado. Asimismo, resaltó que, debido a los avances tecnológicos y a la divulgación de información a través de las redes sociales, el elemento nuevo y determinante en las corridas bancarias actuales es la velocidad. Finalmente, mencionó que para que Basilea III funcione adecuadamente, el énfasis no debe enfocarse únicamente en el pilar 1 (capital y liquidez), sino en el pilar 2 (calidad supervisora) y pilar 3 (disciplina de mercado).

Haciendo un análisis de la regulación y supervisión en los países emergentes, la expositora dio algunas recomendaciones para identificar vulnerabilidades y mitigar riesgos del sistema financiero. Manifestó que, en los países emergentes, los sistemas bancarios son bastante heterogéneos; y, en los casos de países con alta concentración de activos totales en títulos gubernamentales, el supervisor debe asegurarse que los bancos cuenten con instrumentos de cobertura adecuados para mitigar su exposición a los riesgos de mercado. Asimismo, señaló que los supervisores deben realizar ejercicios de estrés con el objetivo de identificar si los bancos cuentan con los niveles de capital y liquidez suficientes para sobrevivir ante fuertes retiros no anticipados de depósitos. En general, destacó que una característica de los supervisores financieros en los países emergentes es su alta calidad de supervisión.

Luego de la presentación desarrollada por Liliana Rojas-Suarez, se realizaron dos rondas de sesiones moderadas entre las panelistas Socorro Heysen y Yira Mascaró. En la primera ronda, el moderador Manuel Luy, superintendente adjunto de Estudios Económicos, realizó preguntas a ambas panelistas, en línea con los principales problemas en la supervisión financiera y la acumulación de riesgos que explican el colapso del SVB. Por un lado, se le preguntó a Socorro Heysen si considera que las instituciones financieras en el Perú se encuentran expuestas de manera significativa a riesgos de tasa de interés o riesgos de descalce de madurez. En ese sentido, respondió que, en líneas generales, y debido a que el sistema financiero peruano es tradicional, las instituciones financieras no mantienen elevadas inversiones en instrumentos financieros de renta fija (10.7% de activos totales), particularmente de inversiones al vencimiento (2.5% de activos totales), por lo que no se encuentran expuestas de manera significativa a riesgos de tasa de interés. Agregó que el riesgo de descalce en el sistema financiero peruano es bajo y controlado, ya que la estructura de vencimiento de los pasivos se encuentra calzada con la de los activos. A Yira Mascaró se le consultó acerca del panorama de las instituciones financieras en América Latina respecto a la exposición que tienen al riesgo de mercado y tasa de interés, así como de los posibles canales de contagio de la actual turbulencia financiera en Estados Unidos y Europa. Al respecto, sostuvo que, debido a la subida de tasas, el financiamiento del sector real en los países emergentes se ha encarecido y es más escaso; y que tanto la desaceleración de los flujos de capitales hacia las economías emergentes, como la incertidumbre respecto a la persistencia de la inflación, estaría impactando negativamente en el sector real y financiero de América Latina. Finalmente, consideró que el canal de contagio es limitado y no significativo; sin embargo, el canal indirecto, vía la desaceleración de la economía de Estados Unidos, sí impactaría el desempeño de América Latina.

La segunda ronda de preguntas estuvo relacionada a la solidez del marco regulatorio para las instituciones financieras, particularmente sobre la aplicación de criterios de proporcionalidad en la regulación y supervisión financiera. Al respecto Yira Mascaró destacó que, si bien el principio de proporcionalidad se aplica en varios países de América Latina, las adaptaciones tienden a darse en función de la complejidad, tamaño y perfil de riesgo de la institución financiera, y no solamente de acuerdo con su tamaño. Adicionalmente, comentó que, de 19 países de América Latina encuestados por el Banco Mundial y el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), más del 80% implementa el principio de proporcionalidad y 35% considera que dicho principio los ha ayudado significativamente a mantener la estabilidad financiera en su país. Por otro lado, se le consultó a Socorro Heysen sobre las principales herramientas con las que cuenta la SBS para detectar de manera oportuna las posibles acumulaciones de riesgos en las entidades del sistema financiero peruano. La superintendenta mencionó que la institución implementa un riguroso proceso de supervisión sujeto a los más altos estándares internacionales y que, además, cuenta con un esquema de gobierno corporativo en el que las principales decisiones estratégicas, tanto de corto como de mediano plazo, se definen en los comités directivos. Asimismo, se le preguntó cómo es que la institución logra que las entidades financieras tengan una adecuada gestión de sus riesgos sin generar desincentivos a la innovación. La panelista comentó que la SBS brinda lineamientos respecto a ese tema a partir de normativas de gestión en dos niveles: (i) la norma de la gestión integral de riesgos (primer nivel); y (ii) las normas específicas de cada riesgo; todo complementado con recomendaciones y observaciones que se brindan como parte del proceso de supervisión in situ y extra situ. Respecto a la innovación, manifestó que la SBS busca facilitarla dentro de un marco de prudencia, participando activamente en la vigilancia de las iniciativas que tienen las entidades supervisadas para digitalizar sus productos y servicios, así como transformar sus procesos de negocio.

Luego del intercambio de ideas en las dos rondas moderadas, Liliana Rojas-Suarez recopiló los comentarios de las panelistas y mencionó tres riesgos que ella identifica para los sistemas financieros de los mercados emergentes. Sobre los riesgos para América Latina, mencionó, en primer lugar, que la región debe internalizar que estamos entrando a una coyuntura de tasas de interés altas, luego de casi dos décadas de tasas de interés cercanas a cero. En ese sentido, enfrentamos el riesgo de períodos prolongados de tasas de interés altas, lo cual debe ser reconocido y gestionado adecuadamente. En segundo lugar, consideró otro canal de pérdida de valor de los instrumentos financieros, adicional al riesgo de tasa de interés, específicamente en los sistemas bancarios con alto nivel de exposición a instrumentos gubernamentales, los cuales son denominados en moneda local y adquiridos por inversionistas extranjeros. En estos casos, de incrementar la aversión al riesgo, una fuerte liquidación de instrumentos locales por extranjeros puede generar presiones a la baja en su precio y desvalorizar los portafolios de sistemas bancarios de los países emergentes. En tercer lugar, destacó que en el proceso de adaptación de Basilea III en los países emergentes, la calibración de los ponderadores de riesgo, según las características específicas de cada país, debería ser el centro de atención en el diseño de la regulación y supervisión financieras[2]. Finalmente, destacó que la inestabilidad financiera actual no responde a fallas en Basilea III, sino a la no implementación o a la mala implementación y ejecución de dichos estándares regulatorios.

Finalmente, se recogieron las preguntas del público, las cuales estuvieron dirigidas tanto para Yira Mascaró como para Socorro Heysen. Sobre las razones por las que el Perú se encuentra tan bien los indicadores de calidad supervisora y transparencia, Socorro Heysen mencionó que la autonomía funcional, económica y administrativa establecida en la Ley General ha permitido que la SBS pueda fortalecer sus sistemas de gobierno y control interno, así como de rendición de cuentas y transparencia, como parte de un proceso de mejora continua. Asimismo, mencionó que la adaptación de Basilea III al marco regulatorio y de supervisión nacional ha sido fundamental para el fortalecimiento de la estabilidad de nuestro sistema financiero, cuya solidez se mantiene aún después de la crisis económica generada por el Covid-19. Acerca de los principales desafíos que muestran los países de América Latina para mejorar la calidad en la supervisión financiera, Yira Mascaró sostuvo que el principal desafío es implementar una regulación efectiva y una regulación proactiva, tal como se refleja en los últimos diez FSAP[3] realizados en la región.

Esta conferencia permitió identificar las causas de esta nueva turbulencia financiera internacional, así como las lecciones aprendidas para los países emergentes como el Perú en materia tanto de supervisión como de regulación financiera. Al cierre, Manuel Luy resaltó que el análisis realizado por Liliana Rojas-Suarez permitió distinguir las verdades causas de la turbulencia financiera, las cuales estarían asociadas a problemas en gestión y fallas de supervisión, así como por relajamientos regulatorios. Concluyó que, en primer lugar, la acumulación de riesgos en los países emergentes es muy diferente a la que experimentó el SVB, por lo que es poco probable tener un evento similar en el corto plazo; sin embargo, existen distintos riesgos en los países emergentes que deben ser monitoreados constantemente. En segundo lugar, resaltó que, si bien la fragilidad de los activos bancarios sigue siendo la causa común de los eventos de crisis bancaria, la velocidad de propagación ha aumentado de manera sustancial en los últimos años con los avances tecnológicos, por lo que tanto las pruebas de liquidez y solvencia son herramientas cada vez más importantes y fundamentales. Finalmente, sostuvo que es indispensable contar con autonomía y capital humano bien calificado para poder adaptar los estándares internacionales a la realidad de cada país de la región.

 

[1] De 2010 a 2018, las entidades sistémicamente importantes debían tener activos consolidados superiores a US$ 50 miles de millones. Desde 2018, este umbral subió a US$ 250 miles de millones. SVB mantuvo el valor de sus activos ligeramente por debajo de los US$ 250 miles de millones.

[2] Conclusiones obtenidas luego de liderar un grupo de trabajo en 2018 que estudió la regulación de Basilea y la implementación en los países emergentes.

[3] El Financial Sector Assessment Program es un programa conjunto elaborado por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial el cual tiene el propósito de minimizar la ocurrencia y severidad de las crisis financieras.



Desea imprimir Boletin

Inestabilidad de los sistemas financieros internacionales: lecciones para los mercados emergentes, haz click en imprimir