La historia de Patricia (personaje ficticio con fines demostrativos) es la de muchos ciudadanos de nuestro país: realiza múltiples tareas o trabajos para poder llevar los alimentos a su hogar, donde vive con su esposo y sus dos menores hijos. Tras una crisis familiar por una enfermedad grave de su padre, el presupuesto familiar se vio afectado de manera importante, por lo que Patricia tuvo que buscar préstamos para poder cumplir con sus obligaciones.
Un día escuchó sobre unas aplicaciones (app) virtuales que daban préstamos a las personas sin importar su historial crediticio (tanto Patricia como su esposo estaban reportados en Central de Riesgos por deudas), ofreciendo bajas tasas de interés y aprobación casi inmediata, por lo que decidió acceder a un crédito.
Una vez que accedió a una app, de las muchas que se encuentran en tiendas virtuales, inició el proceso. Vio que en el aplicativo otorgaban préstamos desde S/ 1,000 hasta S/ 5,000, y al descargarlo, le pidió permiso para acceder a sus contactos, ubicación y archivos multimedia (fotos y videos) con el sustento de verificar su identidad. Dada la urgencia por conseguir el dinero, Patricia otorgó los permisos solicitados, luego de lo cual, le pidieron foto de su DNI por ambos lados y que ingresara el número de cuenta bancaria donde recibiría el ansiado préstamo.
Una vez terminado todo el proceso, Patricia se dio con la ingrata sorpresa de que el monto ofrecido (entre S/ 1,000 y S/ 5,000) no era el que le habían depositado, pues en su cuenta bancaria recibió únicamente S/ 150; asimismo, el plazo de pago no era de siete días, sino sólo de seis, y el monto por el interés era de S/ 100. Al segundo día de recibido el dinero, el celular de Patricia no dejaba de sonar, ni de recibir mensajes de WhatsApp desde un número con código +52 (México) en los que le recordaban la fecha de pago y el monto total que debía devolver (capital e interés). Pasaron los días y las llamadas y mensajes no sólo habían aumentado, sino que ahora tenían un tono de amenaza; es decir, le indicaban que, si no pagaba, iban a comunicar a sus contactos que no cumplía con sus deudas y que era una estafadora. Asustada por lo que estaba pasando, Patricia logró juntar el dinero y realizó la devolución, utilizando el código generado por la pasarela de pagos que se encarga de recibir los abonos de los clientes. Patricia pensó que se había librado del tema, pero al día siguiente notó por la app que le había depositado en su cuenta bancaria S/ 200, y al ingresar al aplicativo confirmó lo que temía, que le habían otorgado un nuevo préstamo, pese a que ella no lo había solicitado.
Intentó comunicarse con los números de atención que figuraban en la app para comentarles lo sucedido, pero ninguno funcionaba; asimismo, visitó la dirección física declarada por el aplicativo en la tienda virtual, pero al llegar al lugar se dio cuenta que la dirección estaba errada pues no halló la numeración y en el lugar funcionaba un mercado. Paralelamente, los mensajes y llamadas en tono de amenaza no cesaban, y esta vez ya no eran de un celular con código de México, sino que eran de celulares con código de Ecuador y Perú, diciéndole que tenía que pagar el préstamo o que sufriría las consecuencias y que enviarían a todos sus contactos fotos privadas que habían obtenido de su celular, hecho que finalmente sucedió.
Este es un relato que grafica lo que miles de personas están pasando en el Perú actualmente, quienes, sea por necesidad o desconocimiento, han descargado alguno de los diversos aplicativos de préstamos que se ofrecen a través de tiendas virtuales. Aquí, unos ejemplos:

Para poder entender mejor este problema, hay que partir por señalar que son esquemas que ofrecen créditos de fácil acceso a las personas, sin revisar su historial crediticio, sin mayores requisitos y de aprobación inmediata. Para acceder al crédito, el primer requisito es bajar un aplicativo al celular. Una vez descargado, la app pide otorgar permisos para su funcionamiento, lo que incluye el acceso a los contactos, galería de fotos y videos, así como toda la información que esté almacenada en el celular; además, solicita ingresar un número de cuenta para depositar el préstamo aprobado. Una vez completado el proceso, se realiza el depósito del dinero en la cuenta señalada; sin embargo, depositan un monto menor al originalmente aprobado, aplicando intereses muy altos a muy corto plazo, amenazando o intimidando al público con difundir información sensible que obtuvieron del celular a todos tus contactos.
Este esquema de préstamos informales a través de aplicativos que utilizan métodos extorsivos de cobranza ha sido importado desde México, donde le denominaban ‘Los Montadeudas’, al Perú. En México, se reportan más de 600 aplicativos informales y utilizan el mismo modus operandi; es decir, extorsionan a los usuarios para que paguen altas cantidades de dinero, bajo amenaza de publicar fotos o videos y atribuir conductas o situaciones que resultan agraviantes para el honor de las personas, difundiéndolas a los contactos, aprovechando que tienen el control y monitoreo de la información que está en el celular del usuario.
Es importante tener en cuenta que intentar detener este tipo de esquemas requiere de un esfuerzo coordinado entre las autoridades. Actualmente, las denuncias que realizan las personas por el delito de extorsión se formulan ante el Ministerio Público o la Policía Nacional del Perú; mientras que la vulneración de derechos como consumidor es denunciada ante el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi).
La Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), encargada de velar por el ahorro y el dinero del público en general, ha publicado en diciembre de 2022, enero y marzo de 2023 tres comunicados preventivos, alertando a la población sobre la existencia de este tipo de esquemas ilegales, recomendando no descargar estas apps ni similares.
Recomendaciones:
- Ten mucho cuidado con las aplicaciones y los permisos que brindas en tu celular, así como la información que compartes a empresas o personas (nunca enviar foto del DNI por ambos lados).
- Si ya eres víctima de estos esquemas, denúncialos para que otros no sufran lo mismo.
- Por lo general, si algún ofrecimiento de préstamo presenta condiciones tan favorables que te haga pensar que estás ante el negocio de tu vida, se trata de una estafa.
- Ante cualquier duda, preferible es consultar antes que lamentar. Los canales de consulta a la SBS son: informalidad@sbs.gob.pe, el 0800-10840, mensajes a través de Facebook o Instagram y el Chat SBS.