El pasado 6 de diciembre, se cumplieron 30 años de creación del Sistema Privado de Pensiones (SPP). En el año 1992, el Perú se constituía en el segundo país en América Latina que incorporó un esquema de pensiones basado en cuentas individuales, como parte de la protección social en materia de pensiones. Esta ocasión fue propicia para reflexionar sobre su desarrollo y las tareas pendientes para reforzar la protección social en beneficio de los trabajadores, lo que implica una reforma del sistema pensionario peruano.
Bajo esta motivación, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) organizó la conferencia virtual denominada “Tendencias de las Reformas de Pensiones en el Mundo”, cuya ponencia estuvo a cargo del PhD. Truman Packard, economista principal del Banco Mundial y coautor de la publicación “Protecting All – Risk Sharing for a Diverse and Diversifying World of Work”[1]. Dicha publicación aborda los aspectos que las políticas públicas deben considerar, en un mundo en el que los trabajadores se ven expuestos a riesgos por los cambios que están experimentando los mercados laborales y, en general, en el entorno socioeconómico, lo que hace necesario repensar los mecanismos de protección social.
Desde ya hace algunos años, se observan profundos cambios en los mercados laborales en todo el mundo, lo que se refleja en la creciente diversificación de la forma en la que las personas se desempeñan. En efecto, el impacto del cambio tecnológico, la integración económica, las tendencias demográficas y el cambio climático están modificando la forma y dinámica de las relaciones laborales y la tradicional vinculación empleador-empleado. Así, las tecnologías digitales están introduciendo nuevas formas de empleo y generando acuerdos de trabajo más flexibles, que desafían la primacía de las relaciones estándar entre empleadores y empleados. En adición, los cambios demográficos y climáticos están reconfigurando la composición de la fuerza laboral y la geografía de los empleos, acentuando la necesidad de que las instituciones del mercado laboral y de protección social se deban adaptar.
Si bien la mayoría de las políticas de protección social vigentes en el mundo asumen que la mayoría de los trabajadores tienen un empleo dependiente, lo cierto es que el mercado laboral es más diverso y fluido.
Según la publicación del Banco Mundial, el actual modelo de seguridad social, por lo general, asume una relación de dependencia clásica. Sin embargo, este modelo está siendo desafiado por los cambios que están experimentando los mercados laborales. De ahí que, el marco de seguridad social y las instituciones que las gobiernan tienen que evolucionar y diseñar mecanismos distintos de protección. En esa línea, los supuestos fundamentales sobre el trabajo tienen que cambiar hacia: i) de la homogeneidad laboral a la diversidad en las formas de trabajo; ii) de la estabilidad en las relaciones laborales a la fluidez laboral con periodos más cortos para contratar trabajadores; iii) de la intermediación entre el trabajador y el Estado a un vínculo directo entre el ciudadano y el Estado, con el uso de la tecnología; y, iv) de la planilla de sueldos al patrón de consumo, que con la tecnología e información es más observable.
En este marco, esta publicación propone un paquete de protección más accesible y robusto, en el cual exista un aseguramiento integral que contemple todas las posibilidades.
Paquete integral de protección social ante riesgos e incertidumbre
Según el planteamiento que realizan los autores, el modelo de seguridad social debe iniciar con una protección mínima garantizada a fin de prevenir la pobreza y las pérdidas catastróficas que afecten a la población, que sea financiada por el Estado con cargo a una base imponible más amplia. Este núcleo básico debe ser complementado con un esquema de aporte obligatorio y financiado individualmente; siendo una salvaguarda contra el riesgo moral de no ahorrar para una pensión, pese a se pueda tener la posibilidad de hacerlo. Estas dos capas se complementarían con ahorro voluntario privado, que tendría incentivos basados en la economía del comportamiento (opciones de pago automático, por ejemplo) vinculados con la relación laboral; y, además, una capa adicional de aporte o protección puramente voluntaria, pero regulada.
Otro aspecto importante es el rol de la tecnología que, si bien está cambiando las relaciones laborales, también es cierto que puede movilizar recursos fiscales y ofrecer protección de manera más eficaz, eficiente y equitativa, ya que permite abaratar costos y agilizar procesos de ahorro y protección, en beneficio de la mayoría de los trabajadores.
A modo de resumen, los principales mensajes para los responsables de la política pública que surgen de la publicación son:
- La prevención de la pobreza y la protección subvencionada contra pérdidas catastróficas deberían estar financiadas con impuestos generales.
- En lugar de proteger a los trabajadores del cambio, los gobiernos pueden reorientar sus esfuerzos para protegerlos para el cambio; y de esta manera apoyar las transiciones laborales, la capacitación y el reempleo.
- Dadas las limitaciones de recursos, los gobiernos deben enfocarse o dar prioridad a las necesidades de los ciudadanos de menores ingresos.
Finalmente, el planteamiento del documento va en la misma dirección de una protección integral que en el Perú se ha venido proponiendo y discutiendo para poder proteger el futuro a todos los trabajadores, independientemente de su situación laboral. Por su parte, la importancia de un sistema de ahorro individual se encuentra dentro de las propuestas de reforma y de protección integral, ya que su rol es innegable. En el caso particular del SPP, ha modernizado el mercado de capitales, ha mejorado el nivel de la pensión de jubilación promedio en el país y ha dinamizado el circuito de ahorro-inversión que hace más de tres décadas era inexistente. Sin embargo, también hay tareas pendientes que es necesario considerar, que beneficien a todos sus afiliados, como ampliar la cobertura, continuar reduciendo costos, mejorar las pensiones o prestaciones, entre otros aspectos. Estos temas deben ser combinados y reforzados con una necesaria educación financiera y deben ser asumidos en la futura reforma.
[1] Packard, T., Gentilini U., Grosh M., O’Keefe P., Palacios, R., Robalino, D. & Santos, I. (2019). Protecting All: Risk Sharing for a Diverse and Diversifying World of Work. Human Development Perspectives. Washington, DC; World Bank. doi: 10.1596/978-1-4648-1427-3. Fuente: https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/32353