El cambio climático viene generando riesgos en el mundo, no solo a nivel ambiental, sino tanto en el ámbito económico como social, ante lo cual diversas acciones de política se han desplegado con el objetivo de mitigar su potencial impacto. El cambio climático es el resultado de la generación de gases de efecto invernadero producto de la quema de combustibles fósiles, como carbón, petróleo o gas, que viene provocando incrementos importantes de la temperatura a nivel global. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés)[1] de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que la temperatura se ha incrementado más rápido en los últimos 50 años respecto a cualquier otro periodo similar en los últimos 2,000 años. Dicho incremento se viene manifestando en fenómenos climáticos extremos, como olas de calor, lluvias más intensas, sequías, ciclones o temperaturas extremamente bajas, que vienen enfrentando diversas regiones a nivel mundial. Ante esta situación, las autoridades de distintos países han venido desplegando políticas para mitigar el impacto del cambio climático; así en 2015, se estableció el Acuerdo de París, al que actualmente se han unido 192 países (entre ellos el Perú y la Unión Europea). Una de las metas más importantes de dicho Acuerdo es que el incremento de la temperatura a nivel mundial, respecto a niveles preindustriales, se mantenga por debajo de 2°C hacia el año 2050.
El rol de los sistemas financieros es importante en el proceso de transición hacia economías bajas en emisiones de carbono; sin embargo, el aumento de fenómenos climáticos más extremos implica también un conjunto de riesgos para su estabilidad a nivel mundial. Estos riesgos potenciales pueden ser de dos tipos. Por un lado, se encuentran los riesgos físicos, asociados directamente a los cambios en la temperatura y el clima; y, por otro lado, los riesgos de transición, relacionados con las políticas y el proceso de adaptación hacia una economía baja en emisiones de carbono. Los riesgos físicos agudos están vinculados con el incremento de la frecuencia y severidad de eventos climatológicos extremos, como inundaciones, incendios forestales, precipitaciones extremas, sequías o tormentas; mientras que los riesgos físicos crónicos se asocian a los cambios progresivos en los patrones climáticos a largo plazo, tales como el incremento de la temperatura media, el aumento en el nivel del mar o el cambio en el patrón de las precipitaciones. Por su parte, los riesgos de transición son producto de la respuesta ante el cambio climático, pudiendo derivarse en el establecimiento de políticas gubernamentales, cambios tecnológicos o modificaciones de conducta de los agentes económicos[2].
La materialización de los riesgos del cambio climático puede trasladarse al sistema financiero, mediante canales a nivel microeconómico y macroeconómico, reflejándose en el aumento de riesgos financieros como el riesgo de crédito, de liquidez, de mercado, operacional, entre otros. A nivel microeconómico, los riesgos físicos y de transición pueden afectar directamente a las entidades del sistema financiero (a través de daños a la infraestructura financiera), a sus contrapartes (personas, empresas y gobiernos, mediante daños personales y materiales) y los activos financieros (créditos, inversiones, pólizas, y otros instrumentos financieros, ante la afectación de las contrapartes). Además, estos efectos pueden trasladarse a nivel macroeconómico, afectando el crecimiento económico, la productividad y el empleo de la economía en su conjunto. La probabilidad y magnitud del impacto de los riesgos físicos y de transición serán diferenciados en función de diversos factores, tales como la ubicación geográfica, el sector económico y la existencia de mitigantes de riesgo. Adicionalmente, los efectos señalados podrían exacerbarse por la respuesta de las propias entidades a los choques climáticos y los efectos que estos puedan tener en la economía.
Dada la importancia de los riesgos del cambio climático en la estabilidad del sistema financiero, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), en línea con lo que vienen realizando diversos entes supervisores internacionales, está trabajando en la evaluación del impacto de los riesgos asociados con lluvias intensas y sequías. De la información geoespacial histórica de precipitaciones, recopilada a través de satélites y redes neuronales artificiales (PERSIANN-CCS-CDR por sus siglas en inglés)[3], se observa que estos fenómenos son recurrentes en el territorio nacional y han tenido un impacto adverso en términos de daños personales y materiales, generando mayor vulnerabilidad en los agentes económicos de las zonas geográficas afectadas. Así, por ejemplo, luego del último Fenómeno de El Niño, en 2017, la ocurrencia de lluvias anómalas[4] a nivel distrital, a lo largo de dicho año, superó los 1,700 en todo el territorio nacional; y, para mitigar el impacto de los huaicos e inundaciones provocados por esta intensificación de las lluvias, el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) desembolsó un total de S/ 18 millones en ayuda humanitaria (gráfico N° 1).
Gráfico N°1
Perú: Lluvias anómalas a nivel distrital y ayuda humanitaria
Nota: La ayuda humanitaria corresponde a la entregada por INDECI ante eventos de huaycos e inundaciones. Las coloraciones representan episodios del Fenómeno El Niño: Rojo: Fenómeno El Niño Costero extraordinario. Naranja: Fenómeno El Niño Costero fuerte. Amarillo: Fenómeno El Niño Costero moderado.
Fuente: PERSIANN-CCS-CDR, Ministerio de Ambiente, NOAA, INDECI.
Una agudización de la intensidad de las lluvias o de las sequías puede generar daños personales y materiales, que podrían incrementar el riesgo crediticio de los deudores del sistema financiero. A nivel microeconómico, lluvias más intensas y sequías prolongadas pueden provocar daños personales, materiales y económicos a empresas y hogares, afectando, a su vez, las fuentes de ingresos que perciben, su productividad y los activos físicos y financieros que poseen. Esta situación ocasiona una desmejora de la capacidad de pago de las empresas y familias, y pueden incrementar la probabilidad de incumplir con el pago de las obligaciones crediticias que mantienen con entidades del sistema financiero; además, la afectación de sus activos físicos impacta el valor de los colaterales de los créditos. Todo ello, generaría un incremento de carácter permanente del riesgo crediticio que enfrenta el sistema financiero ante la intensificación de los fenómenos climáticos que se podrían experimentar en las próximas décadas.
La medición del impacto de la intensificación de las precipitaciones y de las sequías emplea los escenarios de riesgo climático configurados por el IPCC, cuyo escenario más severo considera que la temperatura aumentará en 2°C hacia el año 2050 en comparación a niveles preindustriales. El IPCC provee un conjunto de escenarios sobre las distintas variables climatológicas proyectadas mensualmente hasta el año 2100, empleando diversos modelos de estimación como parte del Proyecto de Intercomparación de Modelos Acoplados (CMIP6 por sus siglas en inglés).[5] En el escenario más severo, que se asocia a una economía sostenida por combustibles fósiles (fossil-fueled economy), se asume que la temperatura global se incrementará por encima de 2°C respecto a niveles preindustriales hacia el año 2050, si no prosperan las políticas de mitigación planteadas por los distintos gobiernos. Bajo este escenario, las precipitaciones en las distintas regiones del territorio nacional se intensificarían, significativamente, siendo las regiones más afectadas las ubicadas en la costa norte (Piura, Tumbes) y la sierra sur del Perú (Junín, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Cusco y Puno). Así, por ejemplo, en Piura, bajo el escenario más severo del CMIP6, las lluvias que se registren en enero 2050 en los distintos distritos de esta región serían, en promedio, 15 veces más fuertes que las registradas en enero 2020[6] (gráfico N°2).
Gráfico N°2
Perú: Precipitaciones proyectadas a nivel nacional (mm/mensual[7])
Fuente: PERSIANN-CCS-CDR, CMIP6.
Las estimaciones del impacto de la agudización de las lluvias intensas o sequías en el riesgo crediticio del sistema financiero consideran modelos según tipo de crédito, segmentados por zona geográfica y sector económico. Se estima un total de 20 modelos, en los cuales se identifican umbrales consistentes con los eventos climatológicos extremos en función a la información histórica de las precipitaciones de la base de datos PERSIANN-CCS-CDR, en la que lluvias intensas están asociadas a aquellas por encima de los percentiles 80 a 99 de las distribuciones históricas de precipitaciones por distrito; mientras que las sequías se identifican a eventos por debajo de los percentiles 1 a 20 de tales distribuciones. Estos eventos extremos identificados permiten estimar el impacto que pueden tener sobre la probabilidad de incumplimiento de los clientes empresariales (créditos corporativos, gran, mediana, pequeña y microempresa) y personas (créditos de consumo e hipotecarios). Luego, empleando los escenarios provistos en el CMIP6, se proyecta el impacto de dichos eventos climatológicos en el riesgo crediticio hacia el año 2050. Se asume que la situación económico-financiera y de la economía se mantiene constante en los próximos 30 años.
Considerando el escenario climático más adverso del CMIP6, la intensificación de las precipitaciones y sequías incrementaría en 4.9% la probabilidad de incumplimiento del sistema financiero peruano en su conjunto hacia el año 2050, con impactos diferenciados por ubicación geográfica. La probabilidad de incumplimiento del sistema financiero peruano pasaría de 3.46% a 3.62% en el año 2050, producto del impacto de lluvias y sequías más intensas, impacto que se esperaría tenga un carácter más permanente en el tiempo, sobre todo en el escenario fossil-fueled-economy del CMIP6 que contempla la materialización de los riesgos físicos sin medidas de mitigación. Asimismo, el impacto del cambio climático en el riesgo de crédito del sistema financiero sería diferenciado por ubicación geográfica. Así, el incremento en la severidad de precipitaciones en la costa norte y sierra sur del Perú conllevaría a incrementos significativos en la probabilidad de incumplimiento en dichas regiones (gráfico N°3). Por ejemplo, hacia el año 2050, los distritos de Piura registrarían, en promedio, un incremento marginal en la probabilidad de incumplimiento de 7.3% en comparación a lo registrado en 2020, ante el escenario más severo del CMIP6.
Gráfico N°3
Sistema financiero: Impacto de agudización de lluvias intensas y sequías en el riesgo crediticio por región (%)
Nota: Impacto resultante de los 37 modelos con información de proyección de precipitaciones disponibles en el CMIP6 bajo el escenario Fossil-fueled economy (más severo).
Fuente: SBS.
Por otro lado, el impacto de la agudización de lluvias intensas y de sequías es diferenciado según sector económico. Las lluvias intensas tendrían un impacto negativo en los deudores asociados a los sectores agrícola, transporte y comunicaciones y comercio. En promedio, al 2050, eventos más extremos de lluvias intensas y sequías provocarían un aumento de la probabilidad de incumplimiento de los deudores del sector agrícola en promedio de 22.9% a nivel nacional, de 19.7% en promedio en el caso de los clientes del sector transportes y comunicaciones, y de 14.1% en promedio en el sector comercio. Cabe añadir que estos sectores explican actualmente el 27.5% del total de créditos del sistema financiero (gráfico N°4).
Gráfico N°4
Sistema financiero: Impacto de agudización de lluvias intensas y sequías en el riesgo crediticio por sector económico (%)
Nota: Impacto resultante de los 37 modelos con información de proyección de precipitaciones disponibles en el CMIP6 bajo el escenario Fossil-fueled economy (más severo).
Fuente: SBS.
Estos primeros resultados dejan entrever la importancia de evaluar el impacto del riesgo climático en la estabilidad del sistema financiero, y la SBS continuará con la evaluación mediante la incorporación de nuevos elementos relevantes. Es pertinente evaluar, además de los fenómenos climatológicos asociados a la agudización de las lluvias intensas y sequías, aquellos fenómenos relacionados a incrementos de la temperatura promedio. De otro lado, al canal microeconómico evaluado, es importante incorporar los efectos en los agregados macroeconómicos como el crecimiento, la productividad y el empleo; y cómo podrían impactar en otros riesgos financieros que enfrentan las entidades supervisadas, además del riesgo de crédito.
[1] Intergovernmental Panel on Climate Change (2021). Climate Change 2021 The Physical Science Basis. Este documento es parte del Sexto Informe de Evaluación del cambio climático (AR6 por sus siglas en inglés).
[2] Bank of International Settlements (2021). Climate related risk drivers and their transmission channels.
[3] La base de datos corresponde al Precipitation Estimation from Remotely Sensed Information using Artificial Neural Networks – Cloud Classification System - Climate Data Record (PERSIANN-CCS-CDR), recopilada por la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA). La información se caracteriza por ser altamente granular, registrándose en intervalos de tres horas desde enero de 1983, en áreas de aproximadamente 4 km2 (0.04° x 0.04°), a nivel mundial.
[4] Definidas como aquellas por encima del percentil 95 de la distribución de lluvias en los últimos 40 años.
[5] El Coupled Model Intercomparison Project comprende más de 100 modelos climáticos, 37 de los cuales corresponden a modelos de proyección de precipitaciones. En su fase 6, o CMIP6, asociada al Sexto Informe de Evaluación del cambio climático, o AR6, además de las proyecciones de variables climatológicas, se incorpora proyecciones de variables socioeconómicas.
[6] Se toma como punto de partida la situación del sistema financiero en el 2020 para las estimaciones realizadas, dada la disponibilidad de información histórica en la base de datos PERSIANN-CCS-CDR.
[7] Un milímetro de lluvia (1 mm) se mide como un milímetro cúbico (mm3) de lluvia por milímetro cuadrado (mm2) de superficie.