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Retos y desafíos para los sistemas de pensiones

La falta de ahorro, la jubilación a temprana edad, la falta de educación financiera y el aumento de la longevidad están poniendo a prueba su resiliencia, en particular a los sistemas de capitalización

La reciente crisis sanitaria, debido a la pandemia del Covid-19, ha ocasionado que los gobiernos de todo el hemisferio implementen diversas medidas que van desde el apoyo directo, la flexibilización y mayor generosidad del seguro de desempleo, el otorgamiento de subsidios a las contribuciones hasta la liberalización de los fondos de pensiones de los sistemas de capitalización individual. Todo ello, con la finalidad de proveer de liquidez a los trabajadores para aliviar sus necesidades u obligaciones causadas por la crisis.

Atendiendo a la preocupación acerca de los sistemas de pensiones, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) organizó una conferencia internacional denominada “Panorama y retos de los sistemas de pensiones, en el marco del 90 aniversario institucional. Esta conferencia se contó con expositores y expertos de calidad internacional como Pablo Antolín (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos - OCDE), Olivia Mitchell (Wharton School de la Universidad de Pensilvania), Diego Valero (Novaster) y Olga Fuentes (Superintendencia de Pensiones de Chile).

Para la OCDE, la pandemia ha tenido un impacto negativo en el mercado laboral a nivel mundial, generando una fuerte crisis debido al incremento del desempleo y pérdidas de ingresos. No obstante, para hacer frente a ello, algunos países de la OCDE han implementado medidas del apoyo financiero a los trabajadores, tales como programas de retención de trabajadores, extensión del acceso por desempleo y transferencias directas. De esta manera, el impacto ha sido menor en dichos países en relación a los países de América Latina.

En cuanto al efecto específico de la pandemia en los sistemas de pensiones a escala global, la OCDE observa que, si bien los sistemas de reparto pueden contar con mecanismos para amortizar los pagos de las pensiones y afrontar la potencial falta de pago de los aportes de los trabajadores activos, estos se realizan con cargo al presupuesto público y terminan añadiendo nuevas presiones sobre las finanzas públicas. Por su parte, en los países con sistemas de capitalización individual, inicialmente se generó una fuerte caída del valor de los activos -que después se ha recuperado-, una menor capacidad de los afiliados para continuar aportando a los planes de pensiones por efecto del desempleo, se enfrentaron ataques cibernéticos o disrupciones operacionales en algunos países y se dictaron medidas de alivio económico en el corto plazo como la suficiencia de pensiones (vacaciones contributivas, acceso temprano a los ahorros previsionales), entre otros.

Como consecuencia de lo anterior, diversos países miembros de la OCDE han implementado algunas medidas de política, entre las cuales se encuentran:

  • Limitar la materialización de pérdidas de inversión;
  • Asegurar la solvencia en planes de pensiones y de gestores;
  • Subsidiar las contribuciones, protección de los fraudes, engaños y ataques cibernéticos;
  • Mejoras en los procesos operacionales;
  • Provisión de alivio económico en el corto plazo con grandes costos potenciales en el largo plazo (eximir del pago de contribuciones a los trabajadores o acceso prematuro a los ahorros para jubilación);
  • Uso de los ahorros previsionales para invertir en proyectos de apoyo en la economía (invirtiendo en inversiones sostenibles y con criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG).

No obstante, también existen países que han implementado políticas dirigidas a proveer alivio económico de corto plazo, sin considerar que pueden tener un impacto negativo e irreversible en el largo plazo sobre la suficiencia de las pensiones, tales como: vacaciones contributivas (eximir del pago de contribuciones a los trabajadores, empleadores y trabajadores por cuenta propia) o acceso prematuro (parcial) a los ahorros para la jubilación. En el siguiente gráfico, se puede apreciar algunos países donde se han introducido medidas que permitieron el retiro anticipado de los fondos de pensiones, así como el total de fondos retirados en el 2020 respecto del total de activos del 2019.

Gráfico N° 1: Activos retirados antes de la jubilación en el 2020
(Porcentaje activos totales al cierre 2019)

 

Fuente: OCDE – 2020.
 

Por ejemplo, la suspensión de realizar aportes, durante un año, generaría una reducción importante en los ahorros previsionales al momento de la jubilación, disminuyendo la pensión entre dos a tres puntos porcentuales. En el caso del acceso prematuro a los ahorros previsionales, el impacto en la pensión es mucho mayor más aún cuando el trabajador está cerca a la edad de jubilación (un retiro anticipado del 10% del fondo implica una reducción entre 2% y 9% de la pensión futura).

Para la OCDE, el acceso anticipado a los ahorros para la jubilación tiene impactos negativos adicionales, porque se requiere de liquidez para atender los retiros y se materializan las pérdidas temporales de los valores de los activos; además, implica deshacerse de activos de largo plazo, con un consecuente menor rendimiento. En ese sentido, el acceso prematuro debe permitirse en situaciones individuales excepcionales y deben ser de última instancia; siendo que, para aliviar la caída de los ingresos de los trabajadores, los gobiernos deben buscar otras alternativas tales como subsidios estatales, programas de empleo, entre otros.

Debería considerarse que los ahorros previsionales contribuyen a la recuperación de la economía, por ejemplo, a través de la inversión de estos en proyectos sostenibles y con criterios ASG, para lo cual se requiere garantizar la independencia de los gobiernos, políticas de inversión claras y vehículos de inversión apropiados. Ello, debe efectuarse salvaguardando el interés de los afiliados, alcanzar el objetivo de una pensión adecuada y gestionar los fondos de pensiones de manera que se obtenga el mayor rendimiento ajustado por el riesgo y neto de costes.

Por otro lado, la profesora Mitchell señala que los sistemas de pensiones están enfrentando diversos desafíos derivados de riesgos individuales como la falta de ahorro, jubilación a edades tempranas, falta de educación financiera y el aumento de la longevidad. Adicionalmente, existen riesgos propios del sistema como los altos costos y la falta de confianza en los sistemas de pensiones; riesgos legales como cambios de reglas (retiros anticipados, impuestos, etc.); riesgos políticos (impuestos y expropiación); y, recientemente, los riesgos globales (pandemias, envejecimiento de la población a nivel mundial, implosión del mercado de capitales, etc.). Un aspecto interesante que resalta es que, cuando los gobiernos controlan los activos de pensiones, estos no siempre son transparentes e invierten demasiado en bonos del gobierno y acciones locales; e, incluso, a veces se generan situaciones de fraude y desconfianza pública.

Es así como, para mitigar los riesgos individuales, considera que se debe invertir en capital humano, la familia y la comunidad, enfatizando en el conocimiento y la educación financiera desde edades tempranas. Para ello, se deben implementar medidas como incorporar materias relacionadas a educación financiera en los colegios y lugares de trabajo, incluyendo el asesoramiento a través de la jubilación. Resaltó la importancia de la educación financiera ya que existe un bajo conocimiento financiero; así por ejemplo, Perú tiene un nivel de conocimiento por debajo del promedio de la OCDE.

Otro aspecto que destaca es que, a pesar del Covid-19, la longevidad seguirá aumentando a nivel mundial; razón por la cual diversos países han incrementado la edad de jubilación, considerando además que muchas personas de 55 a 69 años aún tienen capacidad para trabajar. En ese sentido, medidas de política orientadas a adelantar la edad de jubilación resultan ser totalmente contradictorias a las prácticas internacionales de los sistemas de pensiones.

También, señala que, es necesario gestionar el riesgo de la vejez reinventándola, a través del fortalecimiento del capital humano y trabajar más años, invirtiendo en alfabetización financiera, ahorrando más, invirtiendo más y diversificando mejor y reestructurando las pensiones públicas y privadas. Asimismo, una nueva infraestructura económica será necesaria para un mundo que sigue envejeciendo de manera inexorable.

Conclusiones

Como reflexión final, debe indicarse que los sistemas de pensiones han venido enfrentando un conjunto de desafíos y retos que están poniendo a prueba la resiliencia, en particular, los sistemas de capitalización individual. En resumen, se debe destacar que:

  • Los mercados financieros se han recuperado, a más de un año, desde el inicio de la pandemia como ya ocurrió en la crisis financiera y económica del 2008-2009. Sin embargo, en este periodo, también los países han implementado medidas extraordinarias para mitigar la caída de los ingresos a corto plazo (liberación de los fondos de pensiones), sin tener en cuenta el impacto negativo a largo plazo sobre la suficiencia de las pensiones.
  • Las medidas adoptadas que permiten los retiros anticipados, no solo conducen a menores ahorros acumulados y menores pensiones futuras, sino que obliga a vender activos para hacer frente a la demanda de liquidez por corto plazo; por lo que el acceso temprano a los fondos de pensiones debe ser una medida de último recurso. En ese sentido, resulta necesario desarrollar políticas para disminuir la precariedad financiera de las familias, fomentando el ahorro para satisfacer necesidades de corto plazo sin poner en riesgo los ahorros de largo plazo.
  • Los riesgos de una jubilación temprana, a pesar del incremento de la longevidad, requiere que los gobiernos continúen impulsando el ahorro de largo plazo. Se ha resaltado que las personas tenemos sesgos en el comportamiento como: autocontrol (el presente vs. mañana), inercia (actuar vs. no actuar), aversión a la pérdida (antes tenía más). Si bien estos elementos forman parte de nuestra vida cotidiana, impactan de manera importante sobre el ahorro de largo plazo. No obstante, ello también nos permite entender cómo actuar sobre estos sesgos y permitir diseñar políticas públicas que permitan retomar el ahorro de largo plazo. Para ello, es necesario activar el ahorro combinándola con la educación financiera.
  • La pandemia ha acelerado la transformación digital y el mayor desarrollo de tecnologías a bajo costo, lo que contribuirá a la inclusión laboral y financiera, ofreciendo mecanismos no convencionales de ahorro para quienes no estén aportando a los sistemas de pensiones.
  • Un reto adicional de los sistemas de seguridad social es que se adecúen a la realidad del mercado laboral y considerar propuestas que combinen cobertura universal -que dependa menos del status laboral (formal, informal) y el tipo de ocupación del individuo-, con los esquemas de pensiones contributivos y con el fortalecimiento en paralelo de los pilares de protección social como la salud y el desempleo. Ello, representa un verdadero desafío para el futuro y una protección a la vejez que sea viable, sostenible y adecuada.


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