De un tiempo a esta parte, los finfluencers (influencers financieros) han cobrado un papel relevante en el ecosistema financiero, orientando particularmente a jóvenes y personas con poca experiencia en el manejo de sus finanzas. Ellos crean contenidos en plataformas digitales, como YouTube, Instagram y TikTok, donde ofrecen consejos y recomendaciones sobre productos financieros, estrategias de inversión y manejo de dinero. Sus modelos de negocios incluyen colaboraciones y patrocinios, venta de cursos y otros productos propios, asesoría financiera, la monetización de sus contenidos, membresías con accesos exclusivos, así como la participación en eventos y conferencias, etc.[1],[2].
Sin embargo, la calidad de los contenidos que publican varía considerablemente. Mientras algunos ofrecen información clara y confiable, otros pueden brindar recomendaciones direccionadas por intereses comerciales, lo que representa un riesgo para sus seguidores si estas no se ajustan a su perfil financiero o, peor aún, resultan directamente perjudiciales para su bienestar financiero de mediano y largo plazo.
Este panorama se torna más complejo al analizar la toma de decisiones desde la economía del comportamiento, la cual parte de la idea de que las personas no siempre actúan de manera racional, sino que están influenciadas por factores emocionales, sociales y cognitivos (Thaler, 2016) [3]. Desde esta perspectiva, sesgos cognitivos, como la aversión a las pérdidas, el exceso de confianza o el efecto de anclaje, pueden influir en las decisiones financieras de las personas. Estos sesgos se ven potenciados por la presencia de finfluencers, quienes, al generar una sensación de confianza y cercanía con su audiencia, pueden reforzar estos sesgos y propiciar decisiones impulsivas y arriesgadas; por ejemplo, un modelo de negocio que aparenta seguridad y legalidad, pero que en el fondo son empresas informales[4]. Además, la personalización de contenido a través de algoritmos, una característica clave de la inteligencia artificial (IA), permite que los consejos financieros de los finfluencers” lleguen a su público de manera más precisa, incrementando el riesgo de reforzar estos sesgos[5].
En este contexto, es crucial fortalecer la educación financiera en la era digital y fomentar el pensamiento crítico ante la gran cantidad de información disponible en redes sociales. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico - OCDE (2023) enfatiza la importancia de que los consumidores aprendan a identificar riesgos asociados a las recomendaciones financieras que reciben en línea, especialmente cuando provienen de figuras influyentes que pueden carecer de una base objetiva en sus contenidos. Una sólida educación financiera debe ayudar a las personas a reconocer sus propios sesgos y tomar decisiones más informadas y racionales, reduciendo el impacto de la influencia de los “finfluencers” y la IA[6],[7].
Sin embargo, los niveles de educación financiera en el Perú aún son limitados. Según la Encuesta de Capacidades Financieras 2022, elaborada por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) bajo la metodología de la OCDE, solo el 13% de los adultos alcanza un nivel suficiente de educación financiera, presentando dificultades para el cálculo de interés simple (79%), el concepto de diversificación (40%), entre otros aspectos fundamentales.
En cuanto a la educación financiera digital, la misma encuesta reveló que apenas el 42% de los adultos verifica que los productos financieros adquiridos en línea provienen de entidades reguladas, y solo el 23% cambia regularmente las contraseñas en plataformas de compras y servicios financieros. Esto ocurre a pesar de que el 67% desconfía de las redes wifi-públicas para realizar transacciones y el 85% evita compartir información personal en línea. Así, el índice de educación financiera digital (ver gráfico) mostró que únicamente el 13% alcanzó un nivel alto, mientras que el 43% no logró el mínimo requerido[8].
Gráfico N.°1
Indicadores de educación financiera digital
Fuente: SBS (2022)
Ante este panorama, es fundamental continuar fortaleciendo la educación financiera en el Perú, promoviendo desde la infancia una gestión responsable del dinero y los recursos económicos y financieros en un entorno cada vez más digitalizado. La colaboración del sector público y privado resulta esencial para el desarrollo de iniciativas que fomenten la educación financiera de manera eficiente y coordinada, requiriendo del esfuerzo y colaboración de todos los actores posibles.
La importancia de la Semana Mundial del Ahorro
En este escenario la campaña anual de educación y concientización financiera Global Money Week[9] (GMW), promovida también por la OCDE, cobra especial relevancia habiendo sumado en su edición 2025 temas relacionados a los desafíos derivados de los avances en las finanzas digitales, la proliferación de los “finfluencers” y el uso de inteligencia artificial, factores que dificultan identificar información y asesoramiento confiables. Bajo el lema “Ten cuidado a quién sigues, protege tu dinero”, esta iniciativa busca alertar sobre los riesgos de seguir consejos financieros sin un análisis crítico.
En el Perú, la versión local de la GMW se denomina Semana Mundial del Ahorro (SMA), que es liderada SBS desde el año 2016, promoviendo la educación financiera en diversos sectores de la población.
Con el objetivo de desarrollar las capacidades financieras en la población, desde hace dos décadas, la SBS viene implementando acciones de educación financiera y campañas de sensibilización. Ello debido a que reconoce a la educación financiera como una herramienta clave para la protección del consumidor financiero, que facilita la toma de decisiones financieras sólidas y resilientes que contribuyan con el bienestar financiero de los ciudadanos.
La SBS desarrolla la SMA con el apoyo de diversos actores públicos, privados y de la sociedad civil. Así, en el marco de la Política Nacional de Inclusión Financiera[10], esta actividad busca contribuir con la generación de confianza en el sistema financiero a partir de una ciudadanía más empoderada financieramente, mediante acciones de concientización y de educación financiera dirigidas a diversos grupos objetivos.
En este contexto, la SBS se ha comprometido a organizar la SMA en el país hasta 2030, con el fin de alcanzar los siguientes objetivos específicos:
- Sensibilizar a las entidades sobre la importancia de la educación financiera, a fin de que asuman un rol activo en la misma a través de iniciativas de educación financiera.
- Sensibilizar y educar a la población en temas de educación financiera de manera descentralizada.
- Promover la inclusión financiera a través de la generación de un espacio para facilitar el acceso y uso de productos financieros.
- Difundir avances, evidencias y mejores prácticas en materia de educación e inclusión financiera para hacedores de política y académicos.
La SMA viene consolidándose como un pilar del compromiso país de priorizar la educación e inclusión financiera de la población. Además, crea un espacio descentralizado de coordinación y colaboración, orientado a promover el hábito del ahorro, el uso responsable de los productos y servicios financieros y el pensamiento crítico al momento de tomar decisiones financieras.
En la edición 2025, se han unido más de 60 entidades entre instituciones públicas, privadas y organizaciones no gubernamentales para desarrollar más de 300 actividades presenciales y digitales, para niñas, niños, jóvenes y cualquier persona interesada en mejorar el manejo de sus finanzas. Ello, a través de conferencias académicas, charlas, talleres, ferias, concursos, visitas a museos, juegos, eventos deportivos, entre otras actividades.
Los invitamos a sumarse a la SMA 2025 y participar de las actividades. Pueden encontrar más información en www.semanamundialdelahorro.pe.
[2] García Díaz, Ernesto (2008). «De la cadena de valor a la orquestación estratégica». XII Congreso Internacional de la Academia de Ciencias Administrativas A.C. (ACACIA) (Tijuana Baja California Norte).
[3] Thaler, R. H. (2016). Misbehaving: The Making of Behavioral Economics. W.W. Norton & Company.
[10] Objetivo Prioritario N°1 “Generar una mayor confianza de todos los segmentos de la población en el sistema financiero”