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Deudores de créditos de consumo: ¿por qué la inclusión financiera no crece a igual ritmo que la bancarización?

Lo que explica la diferencia es que existe un número importante de personas que una vez que han ingresado al sistema financiero salen de este, al menos por un tiempo

El Perú, al igual que otros países de la región, ha experimentado un incremento en los indicadores de profundización e inclusión financiera en la última década. Según el Financial Access Survey (FAS) 2020, el porcentaje de créditos a hogares como proporción del PBI en el Perú aumentó de un 9% en 2011 a 15% en 2020 y el número de deudores pasó de representar un 24% de la población mayor a 15 años en 2011 a un 28% en 2020[1]. Por su parte, Chile y Colombia registraron incrementos superiores a los de Perú en ambos indicadores. En Chile, los créditos a hogares equivalen al 45% del PBI y el número de deudores alcanza al 55% de la población mayor a 15 años; Colombia presenta números más cercanos a los de Perú (22% y 25%, respectivamente); y Argentina registra el mismo nivel de profundización financiera en 2011 y 2020.

En nuestro país, los créditos de consumo constituyen la principal puerta de entrada para que la población sin historial crediticio acceda al sistema financiero. A diciembre de 2020, poco más de 5.9 millones de personas tenían un préstamo de consumo o una línea de crédito de consumo aprobada en el sistema financiero, lo cual representó un incremento de 1.6 millones con respecto a diciembre de 2011 y un crecimiento promedio de 3.5% anual en estos nueve años. Sin duda, este número parece reducido si se considera que, por año, entre 400 mil y 600 mil personas han obtenido por primera vez un financiamiento directo o indirecto de alguna empresa del sistema financiero (banco, financiera, caja municipal, rural o empresa de crédito) durante este periodo. Lo que explica la diferencia, entre el ritmo de bancarización y el crecimiento del indicador de inclusión financiera en el segmento de créditos de consumo, es que existe un número importante de personas que una vez que han ingresado al sistema financiero salen de este, al menos por un tiempo.

Esta dinámica de bancarización, permanencia o salida y reingreso de los deudores al sistema financiero peruano, explica por qué el porcentaje de deudores con créditos de consumo respecto de la población adulta se ha mantenido estable desde 2013, oscilando entre 27% y 28%, con excepción del 2019 que alcanzó un 29%[2].

 

El entendimiento de esta dinámica constituiría un aporte para evaluar si las estrategias de inclusión, aplicadas por las empresas del sistema financiero, han tenido una visión de largo plazo, al ofrecer productos crediticios que se adecúen a las necesidades de la población y promuevan su uso eficiente. Asimismo, si las políticas que han empleado para retener a sus buenos clientes han sido las adecuadas.

El gráfico N° 4 describe la dinámica de los deudores una vez que han sido incorporados al sistema financiero (deudor bancarizado). Después de un tiempo de haber ingresado, el deudor podría dejar de registrar deuda directa o indirecta en el sistema financiero. Ello puede deberse a que este sólo necesitó el financiamiento para un objetivo específico, por lo que una vez que canceló su deuda no volvió a requerir otro crédito, al menos de manera inmediata; o a que ese nuevo cliente no cumplió con sus obligaciones y salió del sistema financiero con una calificación crediticia deteriorada. En el primer caso, se considera que el cliente “salió bien” y, en el segundo, que el cliente “salió mal”.  

No obstante, del grupo de personas que salió bien, una parte vuelve a solicitar un crédito en el sistema financiero; es decir, retorna ante una nueva necesidad crediticia, mientras que, del grupo que salió mal, hay quienes, luego de un periodo normalmente más largo, consiguen reinsertarse al sistema financiero, aunque las condiciones crediticias a las que lo hacen sean posiblemente más restrictivas, como por ejemplo con un crédito de menor monto, de menor plazo o a una mayor tasa de interés.

                                              

Por otro lado, hay personas que, en varios años, no retornan o no se reinsertan al sistema financiero. El cliente no retorna porque: i) no vuelve a requerir de financiamiento; ii) si lo requiere, opta por prestarse de su entorno cercano o de un prestamista informal; iii) considera que no podrá ser sujeto de crédito nuevamente dado su historial crediticio o porque en el sistema financiero le requerirán documentación o determinado nivel de ingresos, requisitos que en ese momento no cumple. Estos deudores, si bien accedieron, no hacen uso del sistema financiero y terminan autoexcluyéndose. Asimismo, el grupo de deudores que sale con mal comportamiento de pago puede ser excluido involuntariamente, si es que no reúne los requisitos que hayan establecido las entidades financieras en función a su apetito por riesgo.

En ese sentido, con información de la central de riesgos, se ha estimado que entre el 25% y 29% de los deudores que salieron bien volvió a tomar un crédito de consumo en los dos años siguientes a su salida y entre el 36% y 40% dentro de los cinco años de haber salido. En tanto, este porcentaje se reduce a un 2% y 6%, respectivamente, para los deudores de créditos de consumo que salieron con clasificación de pérdida.

A continuación, se presenta información del número de nuevos deudores al cierre de cada año y del incremento en el número de deudores durante la última década. Se observa que, entre diciembre de 2011 y diciembre de 2019[3], el sistema financiero bancarizó con créditos de consumo a 480 mil deudores por año en promedio. No obstante, el número de deudores con ese tipo de crédito se incrementó en 225 mil por año en promedio, lo que se explica porque unos 900 mil deudores dejaron de registrar saldo de deuda de créditos de consumo o línea de tarjeta de crédito (por al menos, tres meses consecutivos); y unas 660 mil personas, en promedio, que no registraban créditos de consumo el año previo, reingresaron cada año al sistema, siendo mayor el porcentaje de reingreso en el caso de deudores que salieron bien, frente al de deudores que salieron incumpliendo sus pagos.

Nota: Columna A: corresponde a los deudores con nuevo código SBS que registran saldo o línea en créditos de consumo en Dic. t. En este sentido, el número de bancarizados podría ser mayor, pues no considera a aquellos que fueron bancarizados durante el año pero que no registran créditos de consumo al cierre del mismo año. Columna B: corresponde a los deudores con código SBS previo a Dic. t-1 que habiendo registrado saldo o línea en créditos de consumo en Dic. t no lo hicieron en Dic. t-1. En este sentido, se podría estar incluyendo a deudores que en Dic t-1 registraron un tipo de crédito diferente a consumo. Columna C: corresponde a las personas que habiendo registrado saldo o línea en créditos de consumo en Dic. t-1 no registran créditos de consumo en Dic. t. En este sentido, el número de deudores que salió podría ser menor, pues considera una salida si registra saldo en otro tipo de crédito.

En este marco, cabe preguntarse si las estrategias implementadas por las entidades financieras para atraer a nuevos deudores tienen los resultados esperados en términos de inclusión financiera o si deberían desarrollar, adicionalmente, medidas para retener a sus buenos clientes, como por ejemplo, ofrecer mejores condiciones crediticias a aquellos que acrediten un buen perfil de riesgo o perfeccionar sus criterios de originación crediticia para evitar que ingresen muchas personas que terminen saliendo del sistema financiero en poco tiempo por mal comportamiento de pago, ya que la reinserción en el sistema de clientes que salieron mal es limitada y toma más tiempo.

 

[1] El FAS considera como población adulta a las personas mayores de 15 años.

[2] Para conocer más acerca de esta dinámica, consultar el Documento de Trabajo “Inclusión financiera de deudores de créditos de consumo: Inserción, salida y reingreso al sistema financiero peruano” aqui

[3] Las cifras del año 2020 están afectadas por el impacto de la pandemia del Covid-19.



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