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Cuidando la cadena de pagos: Avanza la reprogramación de créditos en el sistema financiero

Las entidades financieras han reprogramado créditos de manera individual, cuando han podido contactar personalmente al deudor; y, de manera masiva, cuando no ha sido posible.

Días antes que el Gobierno peruano declarara el estado de emergencia sanitaria nacional e implementara el aislamiento obligatorio (16 de marzo), para evitar la propagación del Covid-19, la Superintendencia de Banca, Seguro y AFP (SBS) empezó a tomar medidas previendo el impacto que podría tener la pandemia en la economía y en el sistema financiero. Era necesario cautelar, desde un inicio, la estabilidad, solvencia y liquidez del sistema financiero, así como evitar el rompimiento de la cadena de pagos (Boletín Semanal N° 8).

Así, el 13 de marzo, recordó a las entidades del sistema financiero la vigencia del Oficio Múltiple N° 5345-2010-SBS (05.02.2010), que faculta a estas entidades a efectuar modificaciones a los contratos de créditos para que los deudores, al día en sus obligaciones, puedan cumplir con sus pagos, sin afectar su clasificación de riesgo. Días después, el 16 de marzo, mediante el Oficio Múltiple N° 11163-2020, se ampliaron las facultades para la reprogramación de los créditos. Se permitió modificar las condiciones contractuales de manera masiva, previa evaluación del impacto sobre el portafolio de deudores; y, se contempló el mecanismo para que aquellos deudores, que no deseen la reprogramación, puedan solicitar que esta sea revertida.

Como resultado de estas medidas, al 30 de abril, las entidades del sistema financiero habían reprogramado 8.1 millones de créditos por un total de S/ 115,690 millones, monto que representa el 33% de su cartera de créditos (22% reprogramación individual y 11% reprogramación masiva).

Se debe destacar que estas entidades vienen utilizando intensamente las facultades otorgadas por la SBS, reprogramando créditos de manera individual, cuando han podido contactar personalmente al deudor, y estableciendo condiciones que se ajustaban a sus necesidades; así como de manera masiva, en aquellos casos que no ha sido posible establecer un contacto personal. Este último ha sido el caso de la mayoría de préstamos a la microempresa, tarjetas de crédito y otros créditos personales.

La reprogramación masiva ha permitido que aquellos deudores que no pudieron hacer sus pagos de manera habitual no incurrieran en mora, evitando así las penalidades que el atraso trae consigo (interés moratorio). Otro beneficio para los deudores fue que su calificación crediticia no se deteriorara en la Central de Riesgos, al pasar sus cuotas o pagos de ese mes al mes o meses siguientes.

Por subsistema, las cajas municipales de ahorro y crédito (CMAC) han reprogramado el 66% de su cartera (individual: 5% y masiva: 61%), seguidas de las financieras con el 61% de su cartera (individual: 12% y masiva: 49%), las cajas rurales de ahorro y crédito (CRAC) con el 59% (individual: 20% y masiva: 39%) y las entidades de desarrollo para la pequeña y micro empresa (Edpyme) con el 57% (individual: 18% y masiva: 39%).

Por tipo de crédito, las mayores reprogramaciones han correspondido a los créditos a la microempresa con 65% de cartera reprogramada (individual: 10% y masiva: 54%), a la pequeña empresa con el 62% (individual: 21% y masiva: 41%) y consumo no revolvente (tarjeta de crédito) con el 47% (individual: 26% y masiva: 21%).

En muchos casos, las entidades financieras realizaron una primera reprogramación masiva, ante la dificultad de contactar a cada deudor. Tal como lo señalamos, la reprogramación masiva permitió que aquellos deudores que no pudieron hacer sus pagos de manera habitual no incurrieran en mora, evitando así las penalidades y el deterioro de su calificación crediticia en la Central de Riesgos.

Con el tiempo podrán ir definiendo si el deudor requiere una reprogramación individual, bajo condiciones que se ajusten mejor a su capacidad de pago. Cabe indicar que estas medidas son complementarias a los programas Reactiva Perú y FAE-Mype.

A medida que transcurran los meses y la actividad económica vaya regresando a la normalidad -conforme a las medidas que está tomando el Gobierno-, esperamos tener un panorama más claro de la situación financiera de las empresas y personas. Los créditos reprogramados tienen entre dos y tres meses de gracia, por lo que en unos dos o tres meses se verá qué proporción de los deudores empezarán a pagar sus deudas y que deudores requerirán facilidades adicionales.

El riesgo de crédito

Pero si bien las entidades financieras están haciendo esfuerzos por reprogramar los créditos, los riesgos que nos sigue imponiendo la actual situación son enormes. Tal como lo hemos señalado, el Perú y el mundo vienen enfrentando un shock global sin precedentes como consecuencia de la pandemia del Covid-19. Esta situación ha generado un alto grado de incertidumbre, lo que marca una gran diferencia con crisis pasadas (Boletín Semanal N° 11).

En una situación de incertidumbre como la generada por esta pandemia, las entidades financieras, en cualquier parte del mundo, suelen restringir su apetito de riesgo reduciendo drásticamente los nuevos financiamientos, situación que en ausencia de medidas gubernamentales agrava la situación económica. Los programas del Gobierno (Reactiva Perú y FAE-Mype) permiten que el flujo de nuevos créditos no se detenga.

En este contexto, aún no estamos en la capacidad de estimar la magnitud del real impacto sobre los diferentes sectores económicos, ni saber qué sectores están siendo los más afectados, los que lograrán recuperarse más rápido y los que encontrarán en el nuevo entorno una oportunidad para crecer. Por su parte, el sistema financiero está experimentando un impacto mucho mayor que los escenarios de estrés más extremos previstos el año pasado (Informe de Estabilidad del Sistema Financiero N° 2, noviembre 2019). En el escenario actual, el principal riesgo que enfrenta la estabilidad del sistema financiero es el riesgo de crédito.

En estos momentos, hay temor en las entidades financieras por otorgar créditos porque no saben si sus clientes estarán en capacidad de cumplir con el pago de sus obligaciones. No olvidemos que los ingresos de las entidades financieras provienen de los intereses que pagan sus clientes. Si los clientes no cumplen con el pago de estos intereses, se complica la capacidad de las entidades financieras de cubrir los intereses por los depósitos y sus costos fijos. Si los clientes no cumplen con el pago del principal de sus deudas, se pone en riesgo el capital de las entidades financieras y los depósitos del público.

Para mitigar este riesgo de crédito y evitar el rompimiento de la cadena de pagos, es que se implementaron los programas Reactiva Perú y FAE-Mype, los cuales han sido ampliados para seguir apoyando al sector empresarial.

Por su parte, reiteramos que tanto la SBS como el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) estamos trabajando coordinadamente para implementar las medidas que puedan irse necesitando para mantener la cadena de pagos, para apoyar al aparato productivo y asegurar el funcionamiento y la estabilidad del sistema financiero. Hay confianza en la resiliencia de los peruanos, de sus empresas y de las entidades financieras.



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